Si el reciclaje consiste en convertir residuos en nuevos productos para su posterior utilización e implica una transformación en el ámbito laboral, ¿qué consecuencias tiene en el ámbito inmobiliario? Para hablar de reciclaje inmobiliario habría que referirse al proceso que brinda una segunda vida a propiedades que nunca fueron viviendas. Es decir, al aprovechamiento de piezas inmobiliarias obsoletas, vacías o infrautilizadas a las que se puede proporcionar un nuevo uso.
Dicho de otra manera, se trata de un proceso de reurbanización que permite rescatar y reutilizar ciertos recursos inmobiliarios abandonados o rechazados por algún motivo para darles una nueva vida. Pero, para ello, es necesario realizar una previa una evaluación medioambiental, disponer de un plan de acción específico y someter a supervisión de todo el proceso.
Ejemplos de reciclaje inmobiliario hay muchos. Desde talleres de coches transformados en viviendas, proyectos rurales en los que se rehabilitan ermitas hasta cuadras y granjas convertidos en hoteles o casas rurales. Y es que las posibilidades son infinitas. Como también lo son las ventajas, especialmente desde el punto de vista medioambiental. Y es que reconstruir, reutilizar y reconvertir permite reducir notablemente la huella de carbono pero también el empleo de energía y el gasto de materias primas.
A parte de la sostenibilidad, este modelo resulta, además, muy accesible ya que no exige realizar grandes inversiones. De hecho, cualquiera con iniciativa y una buena dosis de creatividad puede darle un aire nuevo a un espacio inutilizado. Sin embargo, se suele incurrir en exigencias técnicas y legales que no siempre son fáciles de superar. Es lo que ocurre con las limitaciones por la calificación previa de la propiedad que quiere adaptarse, o por el incumplimiento de aspectos de construcción, materiales y normativas específicas. Requisitos que demuestran que no todos los locales antiguos pueden adaptarse a nuevos usos. Pero eso no debe ser un impedimento. Basta con recurrir a los profesionales del sector y asegurarse de que se cumplen todas las condiciones antes de poner en marcha el proyecto de reciclaje inmobiliario.
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Fuente: renovalia, el economista, pisos.com