Preguntar, insistir, plantear, exigir o proponer…son todas acciones imprescindibles si se desea comprar una casa realmente fiel a las propias necesidades y expectativas. Y si bien hay que partir siempre de un presupuesto claro y de una agenda de visitas limitadas únicamente a las viviendas que se ajusten a este, resulta crucial adoptar una actitud proactiva para despejar todo tipo de dudas.
Ninguna pregunta está de sobra. Lo más aconsejable es exponer abiertamente todos los interrogantes y tratar todos y cada uno de los aspectos que se consideran de importancia. De hecho, verificar la reacción del vendedor ante ciertos aspectos puede resultar también esclarecedor. De la misma forma, conviene solicitar documentos y evidencias de que no existen compromisos contractuales previos y abordar detalles como el estado de suelos y paredes, aislamiento, funcionamiento de tomas de electricidad..etc.
Realizar una exhaustiva verificación debe ir acompañado de una buena dosis de objetividad. Para ello, acudir a la inspección de la vivienda con un acompañante y con una cámara puede contribuir a refrescar la memoria y a facilitar las consideraciones posteriores en privado. También se aconseja acudir a conocer el barrio o zona en la que se ubica la vivienda en diferentes momentos del día y de la semana no solo para comprobar las condiciones de luz, ruido y ambiente en el interior del piso sino también las del entorno.
Y, por supuesto, hay que prestar mucha atención a los pequeños detalles como el diseño o la decoración. La compra del piso solo incluye lo que está pactado en el contrato por lo que el mobiliario y otros objetos decorativos presentes en las visitas pueden no entrar en consideración. Es decir, no hay que dejar nada en el tintero, no en vano se trata de una decisión importante y de futuro.
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Fuente: vivires.